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sábado, 13 de noviembre de 2010

EL CASTIGO INFANTIL

Con frecuencia observamos a diario cómo aparentemente se lucha y se actúa contra la violencia doméstica y social. Pese a los esfuerzos aparentes la situación continúa en orden creciente debido a que no se ataca directamente las causas que la generan.

Vivimos y actuamos, a veces inconscientemente bajo acciones violentas. Nuestros ancestros, desde mucho antes de la fundación de la República Dominicana, nacieron, convivieron y se desarrollaron en un ambiente de violencia. Tiranías, dictaduras, guerras, enfrentamientos…

La sociedad moderna es marcadamente violenta, percibida a través de ruidos, conflictos, crímenes, delincuencia, inseguridad. A esto se agrega la situación de pobreza en que sobreviven las familias dominicanas.

Estamos bombardeados permanentemente de acciones violentas por todos los medios tecnológicos. Es por eso que el 83% de los hogares de nuestro país ejerce castigo infantil, mientras que el 14% de los niños realiza algún tipo de trabajo que se agrava en zonas turísticas donde son sometidos a explotación sexual comercial, según estudios realizados por el capítulo local del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). Este estudio también determinó que el mercado bilateral que se desarrolla en la frontera dominicana con Haití facilita que los menores de edad sean explotados "sin control" alguno.

"Los niveles de abuso contra los niños, niñas y adolescentes en República Dominicana son igual de preocupantes a los que se practican en otros países de la región", afirmó el relator de la Niñez de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos (OEA), el brasileño Paulo Pinheiro.

El experto, quien habló para tratar el caso dominicano dentro del informe mundial sobre la violencia infantil elaborado por la ONU, lamentó que el 49% de la población local justifique el castigo infantil y consideró como "fundamental" para romper el ciclo de violencia dar apoyo a las víctimas y al agresor.

Afirmó que aún es "muy bajo" el nivel de abusos reportados ante las autoridades, aunque explicó que un 31 por ciento de los casos denunciados tiene que ver con abuso emocional, un 30 por ciento con abuso o agresión sexual, un 21 por ciento con negligencia y un 18 por ciento con abuso físico.

Pinheiro dijo que en cuanto a la explotación sexual comercial se determinó que las zonas turísticas de Boca Chica, Higüey (este), Sosúa (norte), y Las Terrenas y Samaná (noreste) se presenta un escenario agravado con el número de clientes extranjeros, mujeres y hombres, que buscan los servicios sexuales de los adolescentes.

"Es penoso que mientras en América Latina y el Caribe, la región de más altos niveles de homicidios en el mundo, se destine hasta un ocho por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en asuntos de seguridad, apenas un dos o tres por ciento es empleado en materia de educación", se quejó el Relator.

Pinheiro dijo que entre otras recomendaciones, el informe mundial plantea fortalecer los compromisos internacionales, prohibir completamente toda forma de violencia, promover servicios de recuperación, crear sistemas de denuncias, mejorar la capacidad de quienes trabajan con niños y poner fin a la impunidad.

"La situación de la marginalidad y la exclusión incita a los niños y adolescentes hacia el delito, pero es absolutamente contraproducente apelar a la mano dura, porque esto sólo aumenta los niveles de violencia, apuntó el experto.

Un estudio que no amerita comentario, sino acciones rápidas y efectivas para contrarrestar este mal centenario, el cual no se resuelve con discursos bonitos.

Como para ponerle la tapa al pomo, el 30.8% de los escolares que cursan el octavo curso de la Educación Básica en Santo Domingo Norte han sido golpeados alguna vez por sus padres durante una discusión, y el 17.9% ha recibido palizas hasta sangrar, quedar con moretones, e incluso fracturas, según revela un informe “Sobre Prevalencia del Maltrato Infantil en Niños y Niñas de octavo curso de básica en el Norte de Santo Domingo”. Indica también que el 8.5% de los niños ha sido llevado al hospital por los castigos recibidos y el 5.4% ha presentado denuncias en la fiscalía de su barrio.

Además de los golpes con objetos, cinturones y correas, las formas de castigo más frecuentes son empujarles, tomarles de los brazos, sacudirles y lanzarles objetos. La investigación establece que la madre es quien practica más frecuentemente estas conductas, a pesar de ella ser la figura del hogar con quien los niños “mejor se llevan”. Las razones más frecuentes para los maltratos son desobedecer (66.1%), llegar tarde a casa sin permiso (40.4%) y no estudiar o tener malas notas (39.6%).

Se trata del primer estudio que se elabora en el país sobre negligencia, maltrato y abuso sexual. Abarcó una muestra de 604 niños de octavo curso de 26 centros educativos y 12 comunidades.

Señores, el horno no está para galletitas. Esto debe movernos a preocupación y a accionar. Suponemos que la situación es aún peor en las zonas rurales de nuestra querida República Dominicana. Reflexione y empiece a actuar en su hogar.






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