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viernes, 3 de octubre de 2014

REBELDÍA, VALOR HUMANO

La Historia de la Humanidad está llena de rebeldía. Ser rebelde es tener  valor y capacidad de romper los moldes establecidos y abrir las fronteras de la ciencia, del arte, del pensamiento y de la vida. Desde el primer artista que decoró las cuevas de Altamira hasta los más grandes  inventores. Todos han ido más allá de los establecido y conocido hasta el momento. Tarde o temprano todo el mundo se rebela, sea contra la subida del alquiler, de las tarifas del transporte público, de las facturas de la universidad, sea contra la falta de comprensión en casa o la falta de oportunidades para la gente joven y creativa.
Ser rebelde es no conformarse con lo que hay, con explicaciones vagas y sin fundamento. Es exigir lo que corresponde en un momento dado. Es hacer un ejercicio profundo de la crítica y asumir un estilo de vida que va más allá de las reglas establecidas. Los rebeldes inventan, buscan, investigan, escudriñan; siempre creen que otras respuestas son posibles y no solo se contentan con exponerla o plantearla, sino que la llevan a la práctica a toda costa.
Debemos desarrollar en nuestro interior el valor de la rebeldía, pues la única forma de encausar el desarrollo de las sociedades. Es una forma de rechazar todo lo que es mediocridad, pasatiempo permanente. El rebelde tiene su propio carácter y una personalidad muy bien definida. Frente a las personas rebeldes los demás deben cuidarse de hablar mentiras, con hipocresía o con rodeos, al rebelde hay que convencerlo con datos reales. El rebelde jamás tiene miedo a nada ni a nadie. Solo cree en que es posible conquistar su sueño y por eso lucha permanentemente.
La fuerza de la rebeldía siempre debe ser empleada para causas nobles, altruistas; para servirle a las mayorías cuando son afectadas por las decisiones o acciones de grupúsculos que se amparan en el oportunismo. Todos los cambios que ha experimentado la humanidad hasta nuestros días, son fruto de la acción de las personas rebeldes. Si la historia de la humanidad no hubiese contado con personas rebeldes, posiblemente estuviéramos todavía en la Edad de Piedra. Solo los rebeldes generan cambios importantes en las sociedades.

El rebelde se resiste a seguir un patrón impuesto, a menos que tenga la certeza que marcha por el camino correcto. Es muy difícil que la persona rebelde siga el camino de la mayoría, o el que le indican los que tienen el poder de decisión. Generalmente sigue la trayectoria que conduce a resultados mucho más exitosos que los ya probados. El rebelde busca en lo que todos creen imposible, lo posible. Es la persona más optimista y realista. Aunque nadie ha demostrado su planteamiento, sigue firme y lleno de esperanza hacia la meta señalada.  

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