La Diputada de San José de Ocoa, Esther Minyety, ha sometido a la Cámara de Diputados un controversial proyecto que al parecer pronto se convertirá en Ley en República Dominicana, denominado “Zona Rosa”.
Esta posible Ley contempla agrupar a las trabajadoras sexuales o prostitutas en un lugar determinado, para que puedan tener garantías de salud y control por las autoridades. Hasta ahí vamos bien.
Pero resulta que Ocoa aun conserva el recuerdo amargo de los famosos “cavareces”, donde los “chulos” reclutaban a jovencitas de diferentes rincones del país y muchas veces engañadas o a escondidas de sus familiares las involucraban en el negocio. En ocasiones en calidad de secuestradas.
Todo el mundo sabe que esta iniciativa, aún con las mejores intenciones, no resolverá el problema de la prostitución de la calle, pues a todos les gusta la libertad. A nadie le gusta que lo etiqueten. Este mal no tiene solución en este orden social.
Pero sí estamos seguros que ahora habrá un lugar específico donde la gente satisfacer sus deseos carnales, con un catálogo, con precios, edades, colores, tamaños y otros detalles. Y que aumentará el tráfico de jóvenes y que habrá una red de mafiosos que recibirán los beneficios del duro trabajo de las prostitutas.
Seguros estamos que con esta Ley aumentarán los conflictos y riñas, el consumo de sustancias prohibidas y otros males.
Seguros estamos que muchos jovencitos y adultos tendrán una puerta abierta para la perversión, ahora legalmente.
Cuánto esfuerzo le costó al pueblo de Ocoa y sus organizaciones eliminar los prostíbulos. Todavía las víctimas de las riñas y enfermedades contraídas allí están latentes, pues está claro que nuestro sistema sanitario no es efectivo ni con los trabajadores comunes, mucho menos con esta trabajo tan delicado.
¿De qué valió el esfuerzo de Ocoa señora Esther, si usted ahora lo quiere ir como la “Guagua” de Juan Luís Guerra, con la reversa puesta?
¡Precisamente la Diputada de Ocoa!
¿Es que su mente no ve más allá de esa pendejada, mientras el pueblo se cae a pedazos con tantas dificultades que le aquejan?
Cada vez que una jovencita se pierda en la prostitución, cada vez que un joven o adulto pierda la vida en una riña a causa de este negocio, usted es y será la única responsable. La historia sabrá colocarla en su lugar correspondiente.
Señora Esther, si usted no sabe cuántas cosas útiles se pueden hacer desde la curul que usted representa, siga disfrutando las jugosas ventajas que las leyes que ustedes hacen les otorgan a los Diputados del país, pero no le traiga más intranquilidad a la familia ocoeña y dominicana, por favor.
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