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viernes, 9 de diciembre de 2011

LA ESPERANZA COMO VALOR HUMANO


 
Cuando todo parece terminarse y el panorama es de lo más oscuro, cuando la vida parece haber perdido su significado y no hay más nada que hacer; cuando nos sentimos acorralados por fuerzas superiores a las nuestras, surge la esperanza como recurso final para encontrar un nuevo rumbo, levantar la frente, continuar hacia adelante y renovar los esfuerzos para cumplir con la misión asignada por la vida. Nos quieren matar la esperanza. Revivamos, luchemos, promovamos la esperanza de vivir, de soñar, de cambiar el rumbo torcido a este mundo de injusticias.
La esperanza da sentido a la vida. La esperanza es un detonante para ponernos en marcha y enviarnos a trabajar con fuerza detrás de un ideal. En la práctica trabajamos, nos movemos y actuamos porque tenemos la esperanza de llegar a alguna parte, de lograr un objetivo, de alcanzar una meta o hacer realidad un sueño. Usted que ha vivido toda una vida trabajando, luchando, soñando con una sociedad más seguro y próspera, reviva la esperanza de seguir hacia adelante. Aun en medio de la oscuridad, aun en medio de las tinieblas, hagamos renacer la luz de la esperanza.
La esperanza nos ayuda a soportar ciertos momentos de la vida en que la dificultad amenaza con destrozarnos el cuerpo y el ánimo. Además, nos brinda consuelo como un bálsamo en la herida y nos ayuda a pasar esos momentos de angustia en que parece que todo terminará y no resistiremos. Usted y yo sacaremos fuerzas desde lo más profundo de nuestro ser para hacer florecer la esperanza que derrotará la perversión y el engaño. La esperanza de ver un pueblo creciendo sano apoyado en los valores humanos. Luchando, riendo y llorando como hermanos.
La esperanza nos da un margen para que luchemos con nuestras propias fuerzas y talento en busca de lo que Dios nos ha prometido. Por eso quien tiene esperanza anda siempre muy cerca de Dios. La esperanza renueva nuestras fuerzas y las refresca para la cotidiana jornada en que habremos de vernos la cara con sucesos nuevos y desconocidos. La esperanza nos inspira, nos impulsa a seguir, nos repone la energía después de cada tropezón o a levantarnos después de cada caída.
La esperanza sana el alma desalentada y con seguridad será una amiga fiel que nunca nos abandonará ni desilusionará. Por eso debemos buscarla, crearla, apegarnos a ella y defenderla de quienes por haberla perdido intentan desacreditarla. Y sobretodo de los que por décadas han pretendido arrebatárnosla. La esperanza es el puente que nos tiende Dios cuando el viento sopla en contra y los obstáculos nos impiden ver su gloria. Es por eso que le decimos: aunque todo parezca destruirse, aunque parezca no haber camino para la conquista de una sociedad de justicia, por encima de todo, con fe y esperanza seguiremos construyendo ese camino de salvación, que solo el pueblo sabe construir. No te desanimes, llénate de esperanza y sigue hacia adelante.

1 comentario:

  1. Excelente, excelente excelente, mucho de eso lo incluiré en mi libro primero en amazon, gracias

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