Vistas de página la semana pasada

sábado, 19 de noviembre de 2011

EL VALOR DEL SERVICIO

Brindar ayuda de manera espontánea en los detalles más pequeños, habla de nuestro alto sentido de colaboración para hacer la vida más placentera a los demás. El servicio es un valor que nos permite ayudar a alguien de manera espontánea, es una actitud permanente de colaboración hacia los demás. La persona servicial lo es en el trabajo, con su familia, lo mismo en la calle ayudando a otras personas en la búsqueda de un mejor destino. Es bonito el espíritu de servicio que trae consigo cada ser humano, el cual permite que en los momentos difíciles, cuando ocurre un accidente, o cualquier caso lamentable, siempre aparece alguien que te rescata, te salva la vida o te extiende la mano

Las personas serviciales viven continuamente muy atentas, observando y buscando el momento oportuno para ayudar a alguien, aparecen de repente con una sonrisa y las manos por delante dispuestos a hacernos la tarea más sencilla. En cualquier caso, recibir un favor hace nacer en nuestro interior un profundo agradecimiento. Negarse a servirle a los demás, vivir para si mismo, hacerse el loco cuando los demás necesitan su ayuda es una de las actitudes más atrasadas que experimenta la sociedad actual.

Escuchar el clamor de la gente de los barrios y campos, de los arroyos y cañadas, en su lucha constante por sobrevivir, ante el hambre, la miseria, la falta de vivienda, ante los apagones y la alta facturación, ante las injusticias y la inseguridad, es un acto humano y cristiano. Todo ser humano que reacciona ante este tipo de situación de manera voluntaria, sin esperar nada más que la satisfacción de servir es un gran ser humano que ha evolucionado satisfactoriamente y está a la altura de los nuevos tiempos.

Servir es interpretar la inquietud de los demás, especialmente de los que más sufren y luchar junto a ellos no solo por ayudarlos en un momento, sino por cambiar la forma de vida que los mantiene en el sufrimiento, aunque haya que poner nuestras vidas en peligro. Servir no es un figureo para ganar aplausos, ni esperar el reconocimiento. La mejor obra de servicio es aquella que permanece en el anonimato, sin pagar payola para difundila. El servicio que se hace para pasar factura o hacer bulto es la peor humillación que se hace a un ser humano.

Es cierto que tenemos por delante variados ejemplos de personas oportunistas y perversos, pero también es muy cierto que tenemos ejemplos inmensos de personas con una gran hoja de servicio. En nuestro vecindario, en el barrio, en la comunidad, siempre hay un grupo de hombre y mujeres a los que podemos seguirle por ejemplo de servicio a los demás. Ante los enfermos, en momentos de catástrofe, en momentos de lucha, de abuso, ahí nos damos cuenta de la capacidad de servicio de nuestros familiares o vecinos. Pero el valor del servicio no es momentáneo ni esporádico, sino es una actitud permanente.


No hay comentarios:

Publicar un comentario