A todos nos hace falta una
amplia dosis de astucia. Pues el valor de la astucia nos desarrolla la
capacidad de persuadir a otros y a nosotros mismos de lo importante que son
nuestros objetivos. Ser astuto es tener la sagacidad, los conocimientos y las
habilidades para defendernos mejor en la vida y poder salir airosos ante las
oportunidades que la misma vida nos presenta.
Debemos desarrollar en los
niños esa capacidad de sobrevivir en medio de las adversidades y trampas que
cada uno de ellos van a ir encontrando en su paso por esta sociedad. Los dirigentes
de organizaciones, los miembros de la familia y los funcionarios públicos deben
tener la habilidad de poder negociar o desarrollar proyectos sin desmedro de la
empresa que representan.
Conocer si vamos bien o mal; si
lo que se nos presenta es correcto o incorrecto no se aprende en un manual,
sino que la misma vida nos va dando la experiencia que nos permitirá actuar con
la astucia necesaria frente a cada situación. Ser astutos para administrar los
recursos con los que contamos, sin caer en la corrupción. Astutos para convivir
con los vecinos conflictivos sin tener enfrentamientos con ellos es una
cualidad humana muy valiosa.
Debemos desarrollar el valor de
la astucia para compartir y convivir con nuestros semejantes, aprender a
quererlos aunque tengan diferencias con nosotros. Un gran éxito para los seres
humanos es poder relacionarse unos con otros aunque tengan criterios opuestos
por asuntos ideológicos, religiosos o de cualquier índole. Seamos astutos para
entender nuestros adultos mayores, haciéndole una vida placentera pese a sus
limitaciones.
La astucia nos da habilidades, conocimientos, destrezas, capacidades para desenvolvernos mejor, para escoger los caminos más correctos, para entender a los demás, pero sobre todo para no dejarnos enredar de los aventajados. De aquellos oportunistas que la emplean para hacer perversión, corrupción y engañar a los demás. Todas las ventajas que obtenemos por medio de la astucia, deben ser siempre empleadas para desarrollar nuestras vidas y contribuir al bien de nuestros semejantes.
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