Las páginas de los
medios de comunicación difunden todos los días noticias espeluznantes acerca de
crímenes, asaltos, secuestros, narco y consumo de drogas. Sin embargo las
autoridades actúan como simples espectadores.
Nuestros jóvenes se
pierden en los “intercambios de disparos”. Nuestros policías, militares,
comunicadores y jueces serios y responsables aparecen muertos repentinamente.
Ya nuestro pueblo no
encuentra fórmulas para colocar barrotes de hierro y cerraduras que le garanticen
seguridad en su propia casa o empresa. Las familias viven sobresaltadas y
nerviosas cuando sus hijos estudian, trabajan o se divierten. La inseguridad
nos arropa.
La delincuencia es un
Estado paralelo y mucho más poderoso. Ha infiltrado los principales poderes y
organismos de decisión. Y los que no ha infiltrado tiene la capacidad de
sobornarlos.
La sed de dinero y
poder ha arropado la mentalidad de las principales figuras sociales, políticas,
económicas y religiosas, y ese mensaje es dirigido para que penetre en la forma
de ser y actuar de los jóvenes y adolescentes nuestros.
De vez en cuando las autoridades
presentan planes burocráticos que nunca logran su cometido. Otras veces solo
dan su opinión.
Pero a pesar de todos
estos nubarrones, la mayoría de este pueblo es sana, trabajadora y optimista.
Repudia estos anti-valores y cree que un cambio es posible.
Lamentablemente los
poderosos y bandidos que viven de la política han desacreditado esta acción
noble, pese a que ningún cambio es posible, ninguna solución puede aplicarse al
margen de la participación política.
Politicemos nuestros
familiares, a los jóvenes y adolescentes, con una visión de cambio, al margen
de los sectores responsables de los males que padecemos, para que disminuya
cada vez más su inmenso poder. El bien triunfará.
No hay comentarios:
Publicar un comentario