Libertador de América
del Sur y forjador de la Gran Colombia, el gran Simón Bolívar. Utilizó su
espada para independizar nuestros pueblos, liberarnos de la esclavitud y para
poner en marcha el proyecto de integración latinoamericana.
Bolívar sufrió la
calumnia, la decepción, la persecución y el ataque despiadado de los perversos,
los poderosos locales y de los imperios de la época. Estas fueron parte de las
causas por las que su proyecto no se cristalizó para bien de nuestros pueblos, aunque
para nuestros pueblos este siguió siendo un gran sueño, por el que nunca
dejaron ni dejará de luchar jamás.
Ese proyecto integrador
ha sido asumido en varios episodios de nuestra historia por diversos líderes. Uno
que lo asumió con gran fervor patriótico ha sido el líder de la Revolución
Bolivariana, el Comandante Hugo Rafael Chávez Frías. Este es uno de los pocos
presidentes de nuestro Continente que ha tenido la capacidad de ser coherente
desde el poder con sus discursos de campaña, desde su ascenso en 1998.
Las vicisitudes por las
que también ha tenido que pasar Chávez todos las conocemos. Desde aquel intento
de golpe de Estado, pasando por diversos episodios difíciles, hasta llegar al
estado calamitoso actual de su salud.
Los pueblos latinos y
del mundo no siguen a Chávez por capricho ni por nada parecido, es precisamente
porque ha sido capaz de impulsar este proyecto revolucionario, bolivariano e
integrador. No son todos los seres humanos que ponen en juego su vida, sabiendo
que al Norte está ubicado el imperio más terrorista y violento que jamás ha
existido en la tierra. Sabiendo que estos terroristas no vacilan en tomar
cualquier decisión con tal de preservar sus intereses mercuriales. De sus
atrocidades tenemos evidencias en toda la bolita del mundo.
Pero aún así el
Comandante se jugó el todo por el todo, a cambio de la dignidad de su pueblo. Eso
es inusual en un político, digno de admiración y por lo que vale la pena luchar
permanentemente.
¡Que viva mil veces el
Comandante Hugo Chávez!
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