Ser desprendido es utilizar correctamente nuestros
bienes y recursos evitando apegarnos a ellos. El desprendimiento nos conduce
correctamente para que no giremos en torno de las cosas materiales y pongamos
el corazón en las personas. El valor del desprendimiento nos ayuda a conocer el
valor de las cosas, no el precio. Sobre todo, por medio de este valor, aprendemos
a apreciar y valorar a los seres humanos en su justa dimensión. Porque nada,
absolutamente nada tiene más importancia que el ser humano.
Tener desprendimiento es superar el egoísmo e indiferencia a la que nos quieren
seguir acostumbrando. A nuestro alrededor siempre habrá personas con necesidades
y carencias. Lo prudente y correcto es dejar de lado, todo lo que nos hace ser
indiferentes, para colaborar en el bienestar de los demás. Los seres humanos
que no han podido alcanzar ciertos
niveles de desarrollo cultural, esperan de los que han tenido esa suerte,
proyectos de desarrollo que le garantice cambios importantes en sus vidas. Para
hacer esto hay que ser absolutamente desprendido y pensar en ellos.
Nuestros proyectos de vida no solo
deben estar fundamentados en lo material, en el dinero. Los bienes materiales
son importantes, pero a la larga nos vamos dando cuenta que todo se convierte
en polvo y que lo único que queda son nuestras acciones, nuestros hechos. Por lo
tanto lo más importante es que en el lapso de vida que nos toca vivir, podamos
sembrar la semilla de la esperanza para que aquellos que no han podido ver la
luz, tengan esa oportunidad. Todo eso solo es posible practicando el valor del
desprendimiento.
No se apegue a las cosas materiales. Eche a un lado
el egoísmo. Viva con y para la gente. Acumular grandes fortunas es totalmente
contrario al valor del desprendimiento. Ser desprendido es ante cada acción que
realizamos, poner en primer lugar a la gente. El dirigente comunitario o
barrial, el funcionario público o cualquier servidor, debe poner primero en
cada plan o proyecto que diseñe, el bienestar de las personas que le rodean,
antes de colocarse a sí mismo como el centro del mundo.
Ser desprendido no es recoger la ropa vieja, los
zapatos, la comida que sobra y brindársela a cualquier persona necesitada. De lo
que se trata es que usted pueda definir un proyecto de vida, que incluya lo
social, cultural, político, religioso, ecológico y económico, que implique cambiar
la forma de vida de la gente. El valor del desprendimiento contradice
totalmente el beneficio personal o grupal. Este valor nos orienta para vivir en
comunidad, no aislado. ¿Qué está usted haciendo para mostrar su
desprendimiento?
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