Ser objetivo es ver el mundo tal como es, y no como queremos
que sea. Los seres humanos que practicamos el valor de la objetividad, nos
identificamos por ser realistas, por no conformarnos con lo que vemos, ni por
apariencias, sino por la realidad que se esconde detrás. En el mundo actual no
todo lo que brilla es oro, no todo lo que vemos es real. Nosotros tenemos que
desarrollar la capacidad de percibir lo que se esconde tras las apariencias, detrás
del telón. Debemos ver la realidad tal y como es, no como la deseamos, ni como nos
la presentan. Seamos objetivos, seamos realistas. Pongamos los pies sobre la
tierra.
La falta de objetividad nos hace centrarnos en las
circunstancias y no en los problemas. Observamos las cosas superficiales, pero
no el fondo. Nos escandalizamos frente a los efectos, pero ignoramos las causas
que provocan esa situación. Ser objetivos nos evita frustraciones, momentos
amargos y desilusiones. Es muy importante antes de establecer una relación de
amistad, noviazgo, matrimonio, negocio, política o cualquier otra, percatarnos
de la realidad objetiva que determina esa relación, antes de comprometernos,
porque de primera vista nos formamos un juicio de valor, que luego con el
tiempo, puede desvanecerse. Ser objetivo es ser realista.
Las personas objetivas no motivan sus decisiones ni sus
acciones en emociones, ni en situaciones superficiales. Ser objetivo exige de
nosotros ver los problemas y las situaciones con un enfoque que equilibre
adecuadamente emoción y razonamiento. El valor de la objetividad es tan
importante, porque nos permite dar su justo peso a los acontecimientos y obrar
de una forma coherente. Sin inventar nada. Sin agregarle ni quitarle a la
realidad existente. La sociedad actual demanda de personas objetivas que actúen
en función de la realidad que viven, no como otros se la cuentan. Sea objetivo,
sea realista.
Cuando practicamos el valor de la objetividad, vemos los problemas y las situaciones desde todos los puntos de vista. No nos limitamos a escuchar la voz del líder barrial, comunitario o político. Ni nos llevamos de la primera información que escuchamos o leemos. Ser objetivos nos ayuda a ser críticos con nosotros mismos y a ver las debilidades de los demás y la sociedad, a la vez que nos arma de herramientas para hacer cambiar esa realidad. Necesitamos un liderazgo con un pensamiento objetivo, que no defienda planteamientos y acciones cuando los vientos soplen a su favor, sino cuando entienda que es lo correcto y justo.
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