Hablar de educación en República
Dominicana es una mala palabra. El sistema educativo de este país está constituido
por una estructura perversa, que lejos de promover la calidad educativa,
pervierte al magisterio y la comunidad educativa.
El Ministerio de
Educación de la República Dominicana, especialmente desde las Direcciones Regionales
hacia abajo, pero apoyados por los que toman decisiones desde arriba, es una
maquinaria de hacer votos a base de presión, chantaje, manipulación,
desinformación y demás acciones canallescas.
Lamentablemente, no así
tan efectivos para producir educación de calidad y las buenas costumbres. Creo que
al país le iría mucho mejor si a estos activistas politiqueros los separaran
del puesto, aunque se quedaran cobrando el salario, pero separados del proceso
educativo. Harían menos daño.
Lo que planifican estos
personeros desde sus oficinas, lo que piensan y lo que ejecutan desde allí, es solo
para producir votos que le favorezca en las elecciones, ya sea de la COOPNAMA,
ADP y las Congresuales y Municipales o Presidenciales.
No es que esté malo votar,
ni hacer campaña o proselitismo, ni pertenecer a una corriente ideológica o
política. No. Lo que está súper mal es hacerlo con descaro, con golpes bajos y
sobre todo, descuidar la labor educativa para centrarse en el proselitismo.
Lo que está mal es nombrar
en el sistema a los más vulnerables en lo ideológico, para poder manipularlos,
presionarlos y chantajearlos mejor.
El escenario más triste
que vivió el magisterio dominicano fue este miércoles 10 de octubre. No hubo
tranquilidad en las escuelas. Se inventaban calumnias ante los votantes que
creían dudosos, pero que le debían favores y le llegaban como jauría, hasta que
la persona acosada y asustada, no tenía otra alternativa que rendirse a sus
pies.
Es muy triste y
lamentable que esto suceda en el siglo XXI, en el Nuevo Milenio y sobre todo
con el personal de educación, que se supone debía ser el sector más pensante y
avanzado de nuestra sociedad.
Si en los estudios a
que nos han sometido en las arenas internacionales, hemos quedado atrás; con esa estructura de perversión politiquera
que es la responsable de ejecutar las políticas educativas, en los próximos
quedaremos bien, pero bien atrás.
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