La tormenta, el huracán, el terremoto, el tsunami, el
ventarrón que soportamos hasta el 16 de agosto del presente año 2012 fue
asfixiante, destructor, aterrador, demoledor.
Jamás habíamos tenido un gobierno tan corrupto,
despilfarrador, inoperante y desesperanzador como el que encabezó el mecías,
Leonel Fernández.
Del Nueva York chiquito que prometió, solo consiguió imitar
lo peor, la delincuencia organizada, el narcotráfico, inseguridad y terror.
Ahí están saliendo las evidencias de un gobierno que la gente
de la Barrick, en Canadá debieron coronarlo sí, pero por batir el récor en
asesinato de jóvenes en manos de la Policía, aumento de los feminicidios,
desarrollo a todos los niveles de la corrupción, el narcotráfico y la
delincuencia.
La corona por permanecer 12 años sordo, ciego y mudo,
haciéndose el loco ante acciones que todos veíamos. Por entregar el país en
bandeja de plata a las multinacionales extranjeras, a cambio de que nos
empobrezcan y contaminen las aguas y destruyan el ambiente.
La corona a Leonel Fernández porque, no solo los miembros de
su gabinete que se fue, sino los que aún siguen ahí, están haciendo historia de
macuteo, corrupción, injusticia.
La corona para usted por ensuciar de materia fecal la
Justicia, el Congreso, la Cámara de Cuentos, la Cancillería, el Banco Central,
los organismos de Seguridad del Estado. Por dejar el país en banca rota y casi
matar la esperanza de este pueblo heroico.
Por todavía sin estar en la presidencia, ponerle zancadillas
al nuevo gobierno para que no actúe como manda la Ley y como enseñó el líder de
ese partido que usted partió con una mortal estocada en el corazón de la moral
y las buenas costumbres. Y sobre todo porque a pesar de todo, usted saldrá
limpiecito ante la justicia, una corona para usted.
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