La bondad es una inclinación natural de una persona a hacer el bien. Cuando asumimos que una persona es buena, nos referimos a que
procura portarse bien, a que se esfuerza por ser feliz y hacer felices a los demás. Podemos afirmar que la bondad es una expresión de amor. Es necesario que nuestras familias eduquen a sus miembros dando ejemplos de bondad, de amor, de bien común.
Las personas que practican el valor de la bondad les preocupa cuando ven incluso a niños pequeños cuando a veces maltratan, torturan y matan a animales silvestres o domésticos por gusto, ya que de eso no sacarán ningún provecho importante. Pero por otro lado les satisface ver cuando las personas cuidan amorosamente a los animalitos, admiran las plantas, la luna y todo el mundo natural. Son expresiones que nos llenan de esperanza hacia un mundo mejor.
Nuestra provincia ocoeña está repleta de personas que a lo largo de la historia han practicado el bien común. Los padres a favor de sus hijos; líderes comunitarios y políticos que han ofrendado hasta su vida en defensa de la comunidad, sin buscar beneficios particulares. Es lamentable que actualmente estos valiosos ejemplos sean ocultados por los medios de comunicación, mientras promueven los antivalores.
El ser humano que más se ha identificado con el valor de la bondad a lo largo de toda la historia lo ha sido sin dudas la mujer. El ser más desprendido, el que se ha entregado con mayor entereza a los demás, especialmente a los hijos y demás miembros de la familia. La que más ha soportado el martirio, los abusos, la discriminación, el machismo. La que pese a todo este maltrato siempre ha permanecido siendo el símbolo de bondad y amor en nuestra sociedad.
La bondad puede desarrollarse perfectamente sin discursos, basta con simples ejemplos. Basta con orientar a las nuevas generaciones para que sigan los ejemplos de las personas que creemos buenas para la sociedad. Ser bueno, ser bondadoso es un principio que asumimos como perfil de nuestras vidas y que debe permanecer por siempre con nosotros, permitiéndonos ganarnos el eprecio y la admiración de los que nos rodean. Las personas asumen de manera natural y espontánea cuando alguien le parece bueno o malo. No importa que la propaganda nos haga creer lo contrario. Finalmente el tiempo se encarga de desenmascararlo todo.
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