Dice
la gente que los maestros son más puntuales, responsables y eficientes en los colegios privados que en
las escuelas públicas. Y posiblemente tengan mucha razón.
En
casi todos los colegios privados laboran maestros que son pagados por el
Ministerio de Educación y hacen un mejor trabajo que en el sector público, pero
en términos generales, los que obtienen mejores resultados son los que son
pagados directamente por el colegio. Si lo que reciben a cambio son míseros
salarios, entonces, ¿qué es lo que pasa?
Alguien
preguntó por una maestra que ese día estaba ausente de su centro de trabajo.
Estaba llevando un familiar al médico. Cuando se le explicó la causa, expresó:
“Y si ella supiera que por eso podría ser cancelada, ¿habría faltado a la
escuela hoy?
Ahí
está la causa: la escuela coordina, acompaña, organiza, gestiona, orienta. Puede
hacerlo todo, menos nombrar, sancionar o cancelar al personal.
El
poder lo tiene el Distrito y la Regional de Educación. Y ustedes saben todo lo
que se entreteje detrás de cada nombramiento o cancelación realizada por ellos.
Sin
importar el porcentaje que se le asigne a la cartera educativa, es de primer
orden descentralizar, darle poder a la comunidad educativa para que se inmiscuya
más directamente en las labores que desarrolla la escuela. Con participación
efectiva.
Empoderar
a las comunidades para que penetren a la escuela y tengan poder de decisión,
podría contribuir a dar el salto cualitativo hacia una educación de mejor calidad.
Revisiones,
planes, proyectos, reformas van y vienen y se consumen en verborrea que nunca
cuaja en el laboratorio real que es la escuela. Los resultados siguen siendo
los mismitos de siempre.
Pero
las autoridades mediocres prefieren seguir cosechando pésimos resultados, antes
que desprenderse del poder que le da nombrar y cancelar del puesto al personal
que le hace el coro en las caravanas y torneos electorales, sean nacionales o
congresuales, como de la ADP o la cooperativa.
Se
jactan de decir que quieren educación de calidad, pero no hacen el menor
sacrificio para ello. Todo lo contrario.
Ellos trazan las políticas e imponen las grandes acciones que hay que
desarrollar en la educación. Imponen la estructura de un sistema educativo que
crea analfabetos, frustraciones, desertores, repitentes, analfabetos
funcionales y profesionales mediocres, y luego echan toda la culpa a los pobres
maestros y maestras de sus incoherencias y desaciertos.
En
el esquema que ellos han diseñado para la educación dominicana, el maestro no
tiene otra alternativa que seguir las orientaciones que le bajan los organismos
superiores. Por lo tanto los responsables directos de los éxitos y los fracasos
son precisamente los representantes de los organismos superiores.
Está
demás decir que los maestros irresponsables e incumplidores, como en todas las
instituciones existen, siguen cobrando porque son apoyados por esos organismos
superiores. Si le damos el poder a la escuela, eso podría ser cosa del pasado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario