En
pleno Siglo XXI, en el nuevo Milenio, en la Era de la Tecnología y Espacial.
Cuando la humanidad se ve sacudida por una gran explosión de inventos y
creatividades tecnológicas en casi todas las áreas de la sociedad. En ese contexto
global mundial Ocoa sigue padeciendo las calamidades del Banco de Reservas en
cada fecha en que los empleados públicos deben cobrar sus salarios.
¿Cómo
explican esto las autoridades? ¿Acaso no los avergüenza esa situación cada
final del mes y a veces varias veces durante el mes? ¿Es posible que un infeliz
tenga que esperar toda una mañana o una tarde parado en pleno sol o lluvia,
para poder cobrar el dinero que resulta de todo el esfuerzo de un mes, en una
fila interminable?
¿Será
una línea neoliberal para que se siga promoviendo la idea de que lo privado es
más eficiente que lo público? ¿Habrá alguna conexión ventajosa con los otros
cajeros y bancos privados? O de lo contrario, ¿qué se busca con esta acción?
Ya
es tiempo de que haya uno o varios cajeros de este banco en Ocoa, Sabana Larga
y Rancho Arriba. Pero que sean de calidad y que sean sometidos a chequeo
frecuente. Ya es hora de que se agilicen y eficienticen los servicios de
nuestro único banco en Ocoa.
¿Qué
le cuesta al banco más sólido y grande del país habilitar un espacio donde la
gente cobre sus chelitos sentado y cómodos, cubiertos de las inclemencias del
tiempo y el sol? ¿Qué le cuesta esto a un banco?
Parece
todo responder a un plan para maltratar a los de abajo siempre. Pero los
clientes también parecen estar dispuestos a soportar todo, humillaciones,
maltratos y sufrimientos. No reaccionamos. Parecemos estar muertos.
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