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domingo, 7 de julio de 2013

UN CAJERO PARA MUERTOS


En pleno Siglo XXI, en el nuevo Milenio, en la Era de la Tecnología y Espacial. Cuando la humanidad se ve sacudida por una gran explosión de inventos y creatividades tecnológicas en casi todas las áreas de la sociedad. En ese contexto global mundial Ocoa sigue padeciendo las calamidades del Banco de Reservas en cada fecha en que los empleados públicos deben cobrar sus salarios.

¿Cómo explican esto las autoridades? ¿Acaso no los avergüenza esa situación cada final del mes y a veces varias veces durante el mes? ¿Es posible que un infeliz tenga que esperar toda una mañana o una tarde parado en pleno sol o lluvia, para poder cobrar el dinero que resulta de todo el esfuerzo de un mes, en una fila interminable?

¿Será una línea neoliberal para que se siga promoviendo la idea de que lo privado es más eficiente que lo público? ¿Habrá alguna conexión ventajosa con los otros cajeros y bancos privados? O de lo contrario, ¿qué se busca con esta acción?

Ya es tiempo de que haya uno o varios cajeros de este banco en Ocoa, Sabana Larga y Rancho Arriba. Pero que sean de calidad y que sean sometidos a chequeo frecuente. Ya es hora de que se agilicen y eficienticen los servicios de nuestro único banco en Ocoa.

¿Qué le cuesta al banco más sólido y grande del país habilitar un espacio donde la gente cobre sus chelitos sentado y cómodos, cubiertos de las inclemencias del tiempo y el sol? ¿Qué le cuesta esto a un banco?


Parece todo responder a un plan para maltratar a los de abajo siempre. Pero los clientes también parecen estar dispuestos a soportar todo, humillaciones, maltratos y sufrimientos. No reaccionamos. Parecemos estar muertos.

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