La seriedad no
es más que veracidad, responsabilidad, rigurosidad en las acciones y modos
de proceder. Las personas que practican el valor de la seriedad actúan con
sinceridad y no son capaces de de engañar. Se caracterizan por ser sanos,
confiables, responsables en sus acciones y en el cumplimiento de su deber. Nuestra
sociedad requiere urgente la intervención de personas que practiquen la
seriedad en todos los escenarios en que nos desenvolvemos.
La persona seria trata de ser exacta y puntual. Es la persona que busca
el barrio o la comunidad para mediar, para resolver o simplemente para escuchar
su opinión ante una situación conflictiva o compleja que se presenta. Se hace
necesario que en nuestras comunidades renazca el valor de la seriedad en la
juventud, en los mayores. Ante la situación en que se desenvuelve la sociedad,
es una necesidad imperiosa que los mayores muestren ejemplos de seriedad a las
nuevas generaciones.
La credibilidad, la confianza en las instituciones, no es algo que
aparece por casualidad, ni se hereda; es algo que se cultiva con carácter y
responsabilidad. No es la institución la que pierde o gana confianza, es la
persona que está al frente de ella. Con más razón entonces para que pongamos
mucho más cuidado a la persona que va a estar a cargo de la misma. Si queremos
personas serias en el medio social en que nos desenvolvemos, basta con que
actuemos con seriedad.
La gente seria es incapaz de comulgar con el modelo mercantilista que
nos venden los poderosos. La primera característica de un ricachón es ser
desleal, charlatán, sin concepto, egoísta y desconsiderado. Las personas serias
tienen que romper con ese paradigma. Porque las personas que practican la
seriedad tienen dignidad y pudor. Se esfuerzan por quedar bien y le molesta la
irresponsabilidad de los demás.
Las personas serias no engañan, no macutean, no apoyan lo incorrecto.
Las personas serias no apoyan la sinvergüencería. Al interior de los partidos
políticos, de las organizaciones comunitarias y las instituciones públicas o
privadas, se da permanentemente una lucha entre las personas serias y los
charlatanes. Entre los que luchan por el bien común y los oportunistas; entre
los responsables y honestos y los corruptos y descarados. Yo creo que la
juventud y toda la sociedad debe estar del lado de la seriedad, pase lo que
pase.
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