El 25 de noviembre de 1960 fueron asesinadas las
hermanas Patria Minerva y María Teresa Mirabal, por el déspota y tirano Rafael
Leonidas Trujillo Molina. Estas grandes patriotas dominicanas fuero fervientes
luchadoras antitrujillistas y defensoras de los derechos de la mujer y de toda
la sociedad.
Fueron además miembras fundadoras del Movimiento
Patriótico 14 de Junio, siendo Manolo Tavares, el esposo de Minerva, líder del
Movimiento.
Estas jóvenes fueron apresadas, maltratadas y torturadas
para que desistieran de la lucha que habían emprendido junto al pueblo
dominicano. Apresadas en varias ocasiones, pero siempre resistieron y se
mantuvieron firmes en su propósito de conquistar la libertad del pueblo
dominicano.
Fue
de tanta trascendencia este crimen, que la ONU acogió el 25 de noviembre de cada año como el Día
Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer.
Las mujeres dominicanas y la juventud tienen un legado
histórico lleno de ejemplos patrióticos y de abnegación en las heroínas de
salcedo.
Estoy seguro que actualmente las Mariposas estarían
bañándose de pueblo en las calles en el fragor de la lucha contra el
despilfarro y la corrupción y no haciendo cola del lado de los Trujillistas-Balagueristas.
Por
su legado de rebeldía nuestro pueblo debe seguir siempre pronunciándose por una
cultura de paz y convivencia entre hombres y mujeres. Solo es posible un mundo
más humano, si es creado y concebido por hombres y mujeres.
Ya
vimos a miles marchando contra la violencia de género y nos alegramos de eso.
Quisiéramos que más y más personas se integren en estas actividades, para
seguir forjando la conciencia de que la paz es posible en este país.
Lo
que no concebimos es como pueden caminar y pronunciarse por la misma causa, los
mansos y los cimarrones.
Las
mismas autoridades que generan, encubren y promueven la violencia de género,
marchando junto al pueblo, que es la víctima, demandando el cese de la misma.
¿Y
qué hacen desde los puestos que ostentan?
¿Qué
respuesta le dan a las mujeres y los niños que son abusados y maltratados
cuando van a sus oficinas en busca de ayuda?
Ironías
de la vida.
Cuánta
ignominia, cuánta burla, cuánta humillación tiene que aguantar este sufrido
pueblo.
¡Qué
vivan las hermanas Mirabal!
¡Qué
vivan todos los que de verdad luchan por una cultura de paz!
¡Abajo
los que buscan cámaras y hacen bultos, pero desde sus puestos no hacen nada a
cambio!
No hay comentarios:
Publicar un comentario