Quien
conoce el valor del dinero como vehículo para adquirir bienes y servicios, debe
haber aprendido también la importancia del valor del ahorro. Esa porción de
dinero que se aparta de los ingresos regulares y se guarda se convierte, si se
maneja con criterio, en el medio más eficaz para asegurar el futuro. El
elemento que define la organización de cualquier ser humano es la capacidad
para practicar el ahorro. Muchas de las dificultades económicas que se nos
presentan pueden ser resueltas practicando el ahorro.
Practicar
el valor del ahorro es una acción revolucionaria en la sociedad consumista
actual, donde el dispendio de los recursos del Estado, de los recursos
naturales, agua, suelos, aire, energía, alimentos, vestimenta, prendas,
vehículos y otros. Por encima de la propaganda comercial actual, para que
compremos, gastemos, consumamos, destruyamos y acabemos con todo, estamos en la
obligación de conservar, ahorrar, y cuidar lo que tenemos, si queremos
sobrevivir.
La pobreza
agobia a la gran mayoría de los dominicanos. Una de las formas más comunes de
empobrecer a la gente es incitándolas a consumir, a derrochar sin medida. Por
lo tanto urge poner en práctica el valor del ahorro, hoy mas que nunca. Ser
holgados en los gastos, ser prudentes en el cuidado y uso de los recursos
naturales es una obligación que nos impone la sobrevivencia de la especie
humana. En pocos años los recursos naturales estarán mucho más agotados y solo
es posible extender nuestra existencia, con una férrea cultura del ahorro.
A cada
espacio que miramos, cada programa que escuchamos o vemos, lo mismo en las
redes sociales, todo nos invita a gastar, a consumir, a comprar. Es hora de
desarrollar un fuerte hábito hacia el ahorro para que tengamos recursos
económicos en el mañana, para que tengamos agua, para que tengamos bosques,
aire, suelos y otros recursos. Las autoridades derrochan los recursos
inmisericordemente y entregan nuestros recursos naturales como si nada le
importara. Nosotros estamos en la obligación de desafiar a nuestras autoridades
y al esquema mercantil que nos domina y desarrollar una cultura del ahorro.
Hay que
enseñar con buenos ejemplos de disciplina y ahorro a los más pequeños. No bote
la comida que queda. Guárdela. No destruya los recursos ni malgaste lo que
tiene innecesariamente. Organice, planifique. Haga presupuestos. Guarde,
conserve, cuide. No destruya, ni derroche. No tire las puestas ni persianas.
Trátelas con cuidado para que duren. Todo lo que use, vuélvalo a su lugar
cuando termine. Lo que le sobre guárdelo. No es solo por razones económica. Es
por asunto de sobrevivencia. Los recursos pueden desaparecer y con ellos la
existencia de los seres humanos.
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