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viernes, 10 de agosto de 2012

EL AHORRO, VALOR HUMANO


Quien conoce el valor del dinero como vehículo para adquirir bienes y servicios, debe haber aprendido también la importancia del valor del ahorro. Esa porción de dinero que se aparta de los ingresos regulares y se guarda se convierte, si se maneja con criterio, en el medio más eficaz para asegurar el futuro. El elemento que define la organización de cualquier ser humano es la capacidad para practicar el ahorro. Muchas de las dificultades económicas que se nos presentan pueden ser resueltas practicando el ahorro. 
 
Practicar el valor del ahorro es una acción revolucionaria en la sociedad consumista actual, donde el dispendio de los recursos del Estado, de los recursos naturales, agua, suelos, aire, energía, alimentos, vestimenta, prendas, vehículos y otros. Por encima de la propaganda comercial actual, para que compremos, gastemos, consumamos, destruyamos y acabemos con todo, estamos en la obligación de conservar, ahorrar, y cuidar lo que tenemos, si queremos sobrevivir.
 
La pobreza agobia a la gran mayoría de los dominicanos. Una de las formas más comunes de empobrecer a la gente es incitándolas a consumir, a derrochar sin medida. Por lo tanto urge poner en práctica el valor del ahorro, hoy mas que nunca. Ser holgados en los gastos, ser prudentes en el cuidado y uso de los recursos naturales es una obligación que nos impone la sobrevivencia de la especie humana. En pocos años los recursos naturales estarán mucho más agotados y solo es posible extender nuestra existencia, con una férrea cultura del ahorro.
 
A cada espacio que miramos, cada programa que escuchamos o vemos, lo mismo en las redes sociales, todo nos invita a gastar, a consumir, a comprar. Es hora de desarrollar un fuerte hábito hacia el ahorro para que tengamos recursos económicos en el mañana, para que tengamos agua, para que tengamos bosques, aire, suelos y otros recursos. Las autoridades derrochan los recursos inmisericordemente y entregan nuestros recursos naturales como si nada le importara. Nosotros estamos en la obligación de desafiar a nuestras autoridades y al esquema mercantil que nos domina y desarrollar una cultura del ahorro.
 
Hay que enseñar con buenos ejemplos de disciplina y ahorro a los más pequeños. No bote la comida que queda. Guárdela. No destruya los recursos ni malgaste lo que tiene innecesariamente. Organice, planifique. Haga presupuestos. Guarde, conserve, cuide. No destruya, ni derroche. No tire las puestas ni persianas. Trátelas con cuidado para que duren. Todo lo que use, vuélvalo a su lugar cuando termine. Lo que le sobre guárdelo. No es solo por razones económica. Es por asunto de sobrevivencia. Los recursos pueden desaparecer y con ellos la existencia de los seres humanos.

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