Independientemente de que hay que ser comedido, respetuoso,
humilde y todo lo que consideremos oportuno, debemos tener la gallardía de
revelarnos. Hay que ser atrevido. Debemos tener arrojo, decisión, iniciativa. No
importa si los demás no actúan. Muchas veces los demás también están esperando
que alguien inicie. Suelte la timidez, tome la decisión, actúe. Rompa el hielo,
siempre y cuando sea por el bien de su pueblo, de las mayorías.
Sea audaz, sea valiente, sea atrevido. Tenga poder de decisión. Actúe,
ponga el ejemplo. No espere que le caiga el edificio encima. Empuje ahora. Probablemente
muchos se contagiarán, se entusiasmarán de sus acciones. Atrévase a dar el
primer paso. Hay muchos, muchísimos que como usted esperan que alguien inicie. Tome
la delantera. Decídase a enfrentar el obstáculo que impide el paso. Hágalo y se
abrirá la puerta que conduce a la luz.
Ante el vecino enfermo, ante el abuso de poder, ante la
injusticia, hace falta el valor del atrevimiento. Ante la situación confusa y
difícil. Ante el callejón sin salida en que nos encontramos hace falta actuar
con atrevimiento. Ante la pregunta del profesor en la escuela, atrévase. Opine,
actúe, responda, asuma el rol que le corresponde en ese único momento de su
vida. Posiblemente jamás se le presente la oportunidad. Atrévase. Sea atrevido
y logrará el éxito.
Atrévase. Puede ser una oportunidad de trabajo, de estudio. Puede ser
una oportunidad insólita. Puede ser la única o la última oportunidad de su
vida. Atrévase. Muchas veces por temor a estar equivocados o por estar
indecisos, no actuamos y perdemos la oportunidad de cambiar nuestra realidad,
de ser distintos para toda la vida. Atrévase. No importa los peligros ni las
limitaciones que hayan en el camino. Atrévase a actuar. Actúe.
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