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viernes, 3 de agosto de 2012

AUDACIA, VALOR HUMANO


Practicar el valor de la audacia es tener gallardía, ser valiente y decidido. Es es atreverse a tirar la primera piedra, cuando los demás hacen silencio. La vida es un proyecto, una misión en cuya realización se encuentra el pleno sentido. Todo proyecto implica cierto riesgo, aventura e imprevisto. Hay que
prever y programar, pero es imposible hacerlo en modo absoluto. El que espera una programación perfecta sin ningún tipo de riesgo jamás podrá triunfar.

Todo ser humano tiene el deber de ser valiente, audaz. Ser fuerte y decidido a luchar por los demás, para emprender grandes obras. El cobarde muere dos veces, pero la valentía no se manifiesta con violencia, ni con riñas y pleitos con nuestros hermanos. Se practica la audacia con proyectos de vida. Asumiendo metas, propósitos que persigan logros importantes para la familia y la comunidad. Sea audaz. Sea valiente. Luche por sus derechos.
 
Ser audaz es no transigir ante la oleada de antivalores. Hay que ser valiente para no dejarse seducir por el mundo bajo. Ser audaz es mantenerse sano, limpio y libre de contaminación ente las tentaciones de la sociedad actual. Sea audaz, luche por superarse. Luche por encaminar a su familia y su comunidad hacia adelante. Nuestro pueblo tiene que ser redimido, tiene que ser liberado. Pero este pueblo solo es posible transformarlo con personas audaces.
 
La persona audaz se resiste al consumismo al que nos empuja la sociedad actual. Los cobardes caen endeudados, deprimidos, envueltos en las trampas del consumo irracional. De los recursos naturales sin control. De joyas, vestimenta, vehículos y demás artículos suntuosos. Ser audaz es resistir todo esto y sobreponerse y practicar la organización, la humildad y la valentía. Hoy más que nunca nuestra sociedad necesita y espera el ejemplo de personas audaces para echar hacia adelante.
 

Cuánta falta hacen los protagonistas en este proceso de cambios que esta sociedad ha emprendido. Las personas audaces ocupan un espacio interesantísimo para forjar la unidad de las mayorías. Solo con audacia podemos cambiar todos los males que nos arropan. Necesitamos hombres y mujeres audaces, en la familia, en la sociedad, en los grupos sociales, en las instituciones públicas, en el gobierno, en la presidencia de la república. Ya estamos jartos de cobardes. Démosle paso a las personas audaces. A un lado los pendejos. Vamos a cambiar la forma como se conduce este país.


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