Vistas de página la semana pasada

viernes, 1 de marzo de 2013

COMPAÑERISMO, VALOR HUMANO


Poner en práctica el valor del compañerismo es practicar la solidaridad, la cooperación y la ayuda desinteresada. El compañerismo es un grado elevado de humanismo, de vivir en comunidad. Es un valor que nos une, no importa la raza, color, género, idioma, religión, posición económica o situación social. El compañerismo es causa común con los demás. Todos merecemos ser tratados con respeto y dignidad, por eso debemos tratar a los demás de esta misma manera.
 
El funcionario público, presidente, gobernador, diputados, médicos, enfermeras, maestros, secretarias, trabajadores, obreros, son servidores. También los líderes comunitarios son los que deben acompañar al pueblo en sus alegrías y sus penas. Son los que deben compartir la autoridad y las decisiones con los gobernados. Hacerle compañía, estar junto a ellos. Acompañarlos en sus labores, en sus luchas, en sus acciones.
En este mundo egoísta en que nos ha tocado vivir, el cultivo del compañerismo es una necesidad social. El ser humano se siente solo en medio de tantos millones de personas, a pesar de la tecnología. Tenemos urgencia de calor humano, del familiar, el vecino, el amigo, el novio o la novia. La depresión nos arropa, estamos sedientos de personas con quien compartir.
Poco a poco nos han ido cambiando nuestros valores originarios, nuestros valores humanos, por los antivalores, por el lucro, el dominio y poder, el deseo de ser el primero y el placer. Siendo estos la causa de la profunda crisis moral que sufre nuestro sociedad. En los espacios en que habitamos no solo debemos orientar para que el compañerismo sea asumido por los demás, sino que debemos promoverlo con nuestra práctica constante.
Cada uno de nosotros debe apreciar a los demás tal y como nos gustaría que nos aprecien a nosotros. Pensar que los demás también sienten y padecen los mismos placeres, gustos, disgustos y dolores igual que nosotros, es una señal de compañerismo. Hacerse compañero del otro es penetrar en él para sentir lo que él siente y asumirlo como nuestro en la práctica cotidiana. Volvamos a reencontrarnos con nuestro hermano, amigo, vecino. Hagámoslo sentir nuestro compañero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario