Practicar el valor de la justicia es conocer, respetar y
hacer valer los derechos de las personas que nos rodean. Tomar decisiones
apegadas al más profundo sentido de humanidad, propiciar el debido salario a los
trabajadores, reconocer los méritos de un buen estudiante o un abnegado
colaborador. Ser justo es dar a cada cual lo que se merece y lo que necesita
para desarrollarse plenamente y vivir con dignidad.
Practicar la justicia implica reconocer, aplaudir y
fomentar las buenas acciones y las buenas causas. También implica condenar
todos aquellos comportamientos que hacen daño a los individuos o a la sociedad
y velar porque los responsables sean debidamente castigados por las autoridades
judiciales correspondientes. Oponerse al robo y despilfarro del gobierno
pasado y a la Barrick Gold es un acto de justicia.
Al interior
de nuestra familia, en los grupos e instituciones donde hacemos vida, debemos
promover el valor de la justicia en cada acción y decisión que tomamos. En cada
paso que damos. Si asumimos como algo injusto la acción que alguien toma,
debemos entender que también es injusto cuando somos nosotros quienes lo
hacemos. Lo injusto es injusto, lo incorrecto es incorrecto, venga de donde
venga. Y si quieres tener moral para juzgar a los demás, debes mirar la paja de
tu ojo primero.
Donde terminan tus derechos, empiezan los de los demás,
incluyendo los de tu familia y de tus vecinos. Recuerda que no existes solo en
este mundo. Estás rodeado de personas. No debes solo pensar en tus derechos y
beneficios personales. Cuando te preocupas y luchas por los demás, incluyes ahí
tus derechos también. Mide siempre a los demás con la misma vara que te gustaría
que te midan a ti y verás que siempre estarás practicando el valor de la
justicia.
genial
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