Ser leal es corresponder con lo que uno se ha comprometido, aunque las circunstancias hayan cambiado. Es una obligación, frente a un compromiso asumido. Eduquemos a las nuevas generaciones para que sean leales a los principios de dominicanidad, de convivencia, hospitalidad, trabajo, responsabilidad. El ejemplo dado por los adultos es fundamental para lograr lealtad en los más pequeños.
La lealtad es un compromiso a defender las ideas en las que creemos. La base de una buena amistad descansa en el valor de la lealtad. Orientar a la familia para que responda a la lealtad es un trabajo que toda la población debe poner en práctica, pues de lo contrario tendremos una sociedad de caníbales, de lobos humanos.
No se trabaja en un puesto tan solo por recibir un salario, porque nos pagan. Ser leal implica asumir un compromiso que va más allá de la relación que tengamos con la empresa o con lo que puedan pagarnos. Su desempeño donde quiera que usted se desenvuelva debe trascender todo esto y dejar huellas importantes. Debe notarse la diferencia entre su accionar y el de una persona cualquiera.
Cuando eres leal te llenas de amigos y si desempeñas un oficio o cualquier trabajo, todos quieren que seas tu quien lo hagas. La lealtad es un sello que te vincula con la gente y cada vez más va elevando tu prestigio ante los demás. Es cierto que puedes aprovecharte de los demás, engañándote a ti mismo con un trabajo deficiente, que puede incluso hacerte conseguir algún dinero, pero a la larga redunda en perjuicio tuyo. Nadie quiere volver donde lo engañan.
La persona leal no busca beneficios particulares, sino que es fiel a sus principios hasta el final. Por eso las acciones patrióticas y los grandes cambios dados en las sociedades, siempre han sido obra de personas leales. No engañar a sus familiares, serles fiel. No traicionar al pueblo que depositó su confianza en usted siempre serán acciones gratificantes y de mucho valor para fortalecer este valor.
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