La palabra “entusiasmo” viene del griego “en
theos”, que significa “en Dios”. Y cuando Dios entra en el ser humano, tiene
valores más elevados y nueva motivación para vivir. Para seguir impulsando este proceso de cambios que ya se
inició en RD, no solo hay que luchar, trabajar, entregarse, sacrificarse por
los demás profundamente, sino que hay que hacerlo todo con mucho entusiasmo. Aunque
todo parezca perdido, aunque todo parezca derrumbarse, póngale entusiasmo a lo
que usted se proponga y todo será un gran éxito.
Cuando nuestra vida tiene metas claras y estimulantes, nos llenamos de una fuerza impulsora capaz de vencer todos los obstáculos. Esta fuerza interior es el entusiasmo. El entusiasmo te da energía para actuar. Por eso, para seguir hacia adelante, para impulsar la familia, nuestro pueblo y el país por un sendero más esperanzador, no solo hay que luchar, trabajar, entregarse, sacrificarse por los demás profundamente, sino que hay que hacerlo con mucho entusiasmo.
Cuando sientes entusiasmo por algo, lo defiendes y lo vives
permanentemente. Es por ello que el entusiasmo está íntimamente unido a la
motivación, al deseo por alcanzar los anhelos y deseos más profundos de nuestro
ser y nos predispone a enfrentar grandes desafíos y a superar cualquier
dificultad u obstáculo que se interponga en nuestro camino. Es importante desde
el interior de la familia, estimular a los más pequeños y demás miembros a no
desmayar en sus metas, a continuar aunque aparezcan obstáculos, pero con
entusiasmo.
La juventud, los estudiantes, los hombres y mujeres de este
pueblo que se proponen metas, que están al frente de la familia y otras
instituciones, deben entender que los propósitos solo serán capaces de
conquistarse cuando dispongamos de mucha decisión y entusiasmo. Ningún objetivo
se logra sin una gran motivación. Si estás desanimado no podrás contagiar a los
demás de lo positivo de tu proyecto o meta. Vive la vida con entusiasmo y
lograrás hacer realidad muchos de tus sueños. Nada en este mundo es fácil, pero
sí posible.
Cambiar el mundo, transformar la forma de pensar de la
gente es una de las tareas más difíciles del ser humano. Por eso es lógico que
algunos crean que es imposible lograrlo. Una meta de esa envergadura solo puede
impulsarla, dirigirla, personas repletas de optimismo y colmadas de entusiasmo.
La gran tarea de cambiar la triste realidad en que vivimos es compromiso de
todo un pueblo, pero ese pueblo necesita personas, líderes que lo estimulen y
los impulsen por el camino correcto, pero con mucho entusiasmo.
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