Correa se presentó ante los policías amotinados para conversar y tratar de llegar a un entendido, pues se suponía que estaban en una protesta rehivindicativa, pero estos respondienron con gases y agresiones, por lo que hubo que llevarlo al hospital policial.
Cabe destacar el estado delicado de la salud del Presidente, pues estaba recién operado de una de sus rodillas y aún así se presentó al lugar. Estos lejos de valorar el gesto lo enfrentan y lo agreden.
Al ser ingresado al hospital, los policías lo secuestraron y lo presionaron a negociars, a lo que este se nego, afirmando que de allí salía hecho un cadáver o un presidente honesto.
Todo el pueblo estaba en el Palacio, las calles y en los alrededores del hospital, pero eran reprimidos y agredidos por los policías.
En horas de la noche, luego que el Presidente le diera un plazo para que depusieran su actitud pacíficamente, las fuerzas militares entraron al hospital y se enfrentaron a los policías insurrectos y luego de un fuerte combate, el Presidente fue rescatado.
Hay que destacar no solo la actitud heróica del Presidente Correa, su Gabinete y el pueblo ecuatoriano, sino el desarrollo de una operación, que en cualquier país del mundo hubiera constituido una masacre, sin embargo las fuerzas militares y policías leales se presentaron allí con balas de salva, sin provocar una muerte, pese a que los que les esperaban estaban dispuestos a barrer con todos.
El intento de golpe de Estado fue frustrado por el pueblo, los militares y policías leales a la Revolución Ciudadana.
Sectores oficiales acusan al expresidente Lucio Gutiérrez como autor intelectual del hecho.
Cabe destacar la actitud valiente, democrática y de amor a su pueblo del gobierno de la Revoución Ciudadana que encabeza Correa, pues este operativo se llevó a cabo por parte de los militares, con balas de salva, pese a enfrentarse con grupos armados y dispuestos a matar.
No puede descartarse la influencia de la embajada Yankee en este hecho, pues solo en los Estados Unidos no ha habido golpes de Estado en América, porque precisamente allí no hay embajada de los Estados Unidos. Nadie puede negar el papel protagónico del imperio en la lucha contra la ola progresista que inunda a los pueblos de América Latina.
Pero los pueblos de América ya han despertado y ahora la situación se le ha puesto dura al imperio.
Despertaron los pueblos, llegó la hora de la democracía.
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