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sábado, 23 de diciembre de 2017

AUTODOMINIO VALOR HUMANO

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El autodominio es el valor que nos ayuda a controlar los impulsos de nuestro carácter mediante la voluntad. Nos estimula a afrontar con serenidad los contratiempos y a tener paciencia y comprensión en las relaciones personales. Es una fuerza interior que nos impulsa a cambiar positivamente nuestra personalidad. Cuando no existe esa fuerza interior, se realizan acciones poco adecuadas, generalmente como resultado de un estado de ánimo; la armonía que debe existir en toda convivencia se rompe; quedamos expuestos a caer en excesos de toda índole y entramos en un estado de comodidad que nos impide concretar propósitos.

El autodominio, como todos los valores, se adquiere a través de la práctica cotidiana. Haciendo esfuerzos por descubrir en nuestra personalidad aquellos rasgos que no nos son favorables. Algunos opinan que se consigue también sometiéndonos a técnicas de relajación.  Las costumbres y hábitos determinan en mucho la falta de autodominio. Debemos comenzar por analizar cuáles de ellas nos condicionan e impiden vivir este valor. Nosotros podemos, solo basta intentarlo.

El autodominio nos ayuda a reconocer los distintos aspectos de nuestra personalidad y nuestra forma de reaccionar ante determinadas circunstancias. Debemos cambiar nuestras disposiciones en sentido positivo, en lugar de molestarnos. En la familia este valor es indispensable para la sana convivencia, pues implica aprender a tolerar y pasar por alto las pequeñas fricciones cotidianas, no se trata de desentendernos, sino de dar ejemplo de serenidad, comprensión y cariño, principalmente cuando se tiene la responsabilidad de educar a los hijos.

Cuando practicamos el autodominio también estamos más pendientes de las necesidades de los demás. Por eso fortalece las relaciones personales. También nos impulsa a ser discretos y maduros para evitar la crítica y la difamación de los demás por cualquier situación que es incompatible con nuestra forma de pensar. En una sociedad donde la cotidianidad te conduce constantemente a ser impulsivo, se impone la necesidad de practicar el valor del autodominio.

La práctica del autodominio también nos induce a perfeccionar nuestros hábitos de trabajo, aprovechar más el tiempo, tener más cuidado en lo que hacemos. En el campo escolar y profesional siempre es necesario el perfeccionamiento, que sólo se alcanza con esfuerzo, alejando la pereza, el ocio, la vagancia y la mentalidad conformista. Si no eres capaz de dominar tus emociones, tus impulsos, jamás podrás dar ejemplo a los demás, ni mucho menos poderlos dirigir por el camino correcto.

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