Tanto el Reglamento de la Cámara de Diputados, como el de la
Cámara de Senadores, faculta a los diputados y senadores no solo a hacer leyes
y velar porque las mismas se correspondan con el desarrollo de su demarcación y
el país, sino también a pronunciarse sobre los problemas que afectan a sus
comunidades.
Francis Mancebo y Esther Minyety “representan” a Ocoa como diputados y por si
tampoco lo sabían, Carlos Castillo, como senador.
Estos 3 legisladores han aprovechado, y muy bien que lo han
hecho, las curules que el pueblo les regaló por 6 años para que los
“represente”, promoviendo el desarrollo ininterrumpido y vertiginoso, pero no
del pueblo al que dicen representar, sino sus empresas personales.
Cada uno de ellos, además de asistir a sus cámaras
respectivas y participar en las comisiones en que son incluidos (esas acciones
también dejan “comisiones”), se pasan el resto del tiempo dedicado a sus
negocios y empresas personales.
Y no es que sea malo hacer negocios y ser empresario en este
país. No. El problema es que estos turpenes lo arriesgan todo en los torneos
electorales para “ganar”, pero no para entregarse a la causa del pueblo, es
precisamente para aprovechar los beneficios y privilegios que les dan las leyes
que ellos mismos hacen, para “desarrollar” sus negocios y empresas
particulares.
Como muchas provincias del país, Ocoa se está cayendo a
pedazos. Se pasa mucha hambre e inseguridad. La droga se está tragando a los
adolescentes y jóvenes. El desempleo es cada vez más alarmante, apagones de
largas horas, escasez de agua, por citar algunos ejemplos.
En Ocoa nadie cuenta con uno de estos legisladores en una
reunión que convoca el pueblo para discutir ninguno de estos problemas. No dan
la cara, no gestionan ni resuelven nada. Solo saben aparecer cuando sus cámaras
les asignan fondos para dar fundas, canastas y otras prebendas. Allí se tiran
fotos y pasan varios meses divulgándolas para mantener embobados a los
ignorantes.
Señores legisladores, todavía les quedan 2 años. Todavía
están a tiempo. Ocoa merece otra suerte. Ocoa no debe seguir pasando más
vergüenza.
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